En el Caribe Colombiano, entre los departamentos de Guajira, Magdalena, Bolívar y la Isla de Providencia, se encuentran seis áreas protegidas de Parques Nacionales, el Vía Parque Isla de Salamanca, el Parque Nacional Natural Los Corales del Rosario y de San Bernardo, el Santuario de Fauna y Flora Los Flamencos, el Parque Nacional Natural Tayrona, el Santuario de Flora y Fauna Ciénaga Grande de Santa Marta y el Parque Nacional Natural Old Providence and McBean Lagoon Bean Lagoon. Estas reservas ecológicas de carácter marino costero, se encargan de proveer material biológico y genético a las ciénagas, lagunas y mares adyacentes, generando condiciones favorables para la reproducción de múltiples especies de peces, crustáceos y moluscos.
Cerca de estas áreas protegidas habitan comunidades afrodescendientes, indígenas, raizales, personas trabajadoras dedicadas al oficio de la pesca, que han hecho uso y aprovechamiento de los recursos naturales que les aportan estas áreas protegidas, y que durante las últimas décadas ha venido mostrando señales de sobre explotación y disminución en los recursos pesqueros.
De la mano de los jefes de los Parques, se coordinaron actividades para definir los tiempos, información requerida y selección de los grupos de pescadores con quienes se podría desarrollar un diagnóstico participativo para la identificación de alternativas productivas para beneficio de estas comunidades locales, como parte del Proyecto “Conservando recursos hidrobiológicos y pesqueros en las áreas protegidas” financiado por la Unión Europea, Parques Nacionales Naturales de Colombia y Patrimonio Natural.
En total fueron 129 pescadores de la Fundación “Lago y Mar”, Jaiberos de Buenavista, Almejeros de la Ciénaga del Torno, Corporación de Chinchorreros de Taganga y la Cooperativa de pescadores de Santa Cruz del Islote “Mar Claro” quienes aceptaron participar de un taller de sueños, en el que cada grupo formuló una propuesta distinta a la actividad pesquera, teniendo como fin contribuir al mejoramiento de su calidad de vida y disminuir la presión por pesca en esas áreas protegidas.
Su deseo e interés de conservar lo que ha sido su sustento diario, les permitió presentar diferentes propuestas representadas en etno ecoturismo en el Santuario de Flora y Fauna los Flamencos; Refresquería-panadería en la localidad de Buenavista del Santuario de Flora y Fauna Ciénaga Grande de Santa Marta; Producción y comercialización de ají dulce por almejeros del Vía Parque Isla de Salamanca; Pescadería para el acopio y comercialización de pescados por la Cooperativa Mar Claro (Santa Cruz del Islote) del Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo; y Senderismo y paseos en botes con fondo de cristal en las playas del Parque Nacional Natural Tayrona por la corporación de chinchorreros de Taganga; durante el proceso también se consideró la propuesta sobre cultivo de algas marinas por pescadores de Providencia, en el Parque Nacional Natural Old Providence McBean Lagoon.
Fueron largas jornadas de debate con los equipos de trabajo de Parques Nacionales, las que permitieron llegar a seleccionar dos proyectos pilotos, uno para el grupo de pescadores de la Corporación de Chinchorreros de Taganga, en el Parque Nacional Natural Tayrona, y otro para la Fundación Lago y Mar en el Santuario de Fauna y Flora los Flamencos.
Con la aprobación de los proyectos, más de 34 familias se beneficiaran y contribuirán a la disminución de la presión sobre los recursos marinos, permitiendo que peces, camarones y otras especies crezcan, se reproduzcan y sigan surtiendo los mares, evitando que especies como los pargos, cojinoas, meros, langostas, mojarras, entre otras desaparezcan y de esta manera se mantenga la pesca en la región Caribe.
“El proceso desarrollado con las comunidades fue receptivo, porque consideran que el del proyecto Conservando Recursos Hidrobiológicos y Pesqueros en las Áreas Protegidas, la Unión Europea es un medio propicio para contribuir a la disminución de la presión sobre los recursos pesqueros en estas áreas, y no lo ven como un proyecto sino como un plan de vida para ellos y sus familias”, afirmó Roberto Rivera, encargado del proceso de diagnóstico participativo y alternativas productivas.
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