Golfo de Tribugá – Cabo Corrientes
¿Qué viene después de la
declaratoria?
“El DRMI es una propuesta nacida, pedida y concertada por
la comunidad”
Desembarcadero en Nuquí
Foto: Claudia Ayala
Como una necesidad e iniciativa comunitaria para la
protección y buen uso de los recursos hidrobiológicos y pesqueros en la costa Pacífica
del Chocó, nace el Distrito Regional de Manejo Integrado (DRMI) Golfo de
Tribugá – Cabo Corrientes como una nueva Área Marina Protegida para el País. Junto
con la Zona Exclusiva de Pesca Artesanal (ZEPA) ubicada en el norte del Departamento
entre el límite norte del Parque Nacional Natural Utría y frontera con Panamá,
son dos de las grandes victorias del Grupo Interinstitucional y Comunitario
para la Pesca Artesanal del Chocó-GICPA, también conocido como Nodo Norte de
Pesca dentro del cual se articulan un gran número de entidades públicas y
privadas además de representantes comunitarios.
Para el caso del DRMI es importante resaltar el trabajo
de la mesa de ordenamiento pesquero y ambiental de Nuquí, quienes con el apoyo
de diferentes instituciones lo hicieron posible; así lo expresa el presidente de
GICPA, Luis Perea, “durante 18 años se venía hablando del ordenamiento en la
zona, para nosotros es un gran logro tener varias áreas protegidas, como el
ZEPA, al norte en Bahía Solano y Juradó, un Parque en la mitad como El Parque
Nacional Natural Utría y un Distrito de Manejo Integrado, que es una de las
mayores áreas de co-manejo de áreas protegidas en el Océano Pacífico.”
Hoy, al ser una realidad, comienza a enfrentar diferentes
retos que permitirán consolidarla ante sectores nacionales que ignoran aún su
declaratoria y objetivo. Esta Área Marina Protegida, hace parte del Subsistema
de Áreas Marinas Protegidas, SAMP, dentro de las ocho que posee el Pacífico colombiano
y genera un blindaje para la pesca artesanal responsable que realizan las
comunidades de El Valle, Arusí, Partadó, Termales, Joví, Coquí, Panguí,
Tribugá, Jurubirá y Nuquí, en el departamento del Chocó.
Con sus
60.183 hectáreas, esta Área Protegida fue declarada por Codechocó quien también
la administrará, y ya tiene una batalla ganada ante la iniciativa de hace
muchos años de construir un puerto de aguas profundas en esta zona. Igualmente,
el Proyecto “Conservando Recursos Hidrobiológicos en Áreas Marinas Protegidas”
que financia la Unión Europea y Parques Nacionales Naturales, aportó a través
un convenio con Marviva para la recopilación de información que contribuyó a
obtener datos sobre el estado y presión del recurso pesqueros, caladeros de
pesca y aspectos socioeconómicos relacionados con la pesca, datos que aportaron
a la creación del DRMI.
Este mosaico representa áreas estratégicas que coadyuvan
a la protección de recursos hidrobiológicos y pesqueros que, a su vez, surtirán
la pesca artesanal responsable en el DRMI. Así mismo, el Distrito permitirá
conservar mejor el territorio marino y las prácticas tradicionales de las
comunidades. El gerente regional del Programa de Ciencias de la Fundación
Marviva, Juan Manuel Díaz, manifestó: “tenemos que apuntarle a que el DRMI es
un área de pesca artesanal, con función amortiguadora a largo plazo, que
depende en gran medida de lo que se proteja en Utría.”
La declaratoria del DRMI, aporta a la consolidación de
acciones para la protección y manejo de los recursos hidrobiológicos del Norte
del Chocó, pues en conjunto con el PNN Utría y la ZEPA, protegen ecosistemas
estratégicos que sustentan los recursos pesqueros de los que dependen todas las
comunidades costeras presentes en la zona del Pacífico norte. Estas áreas
protegidas e iniciativas de manejo especial de recursos hidrobiológicos y
pesqueros, podrían cumplir mutuamente la función amortiguadora de cada una de
ellas y así aportar a la conservación ambiental integral de la región y a la conservación del
Pacífico colombiano.
A partir de este logro, muchos retos vienen para las
comunidades e instituciones que han participado en su declaratoria, como la
realización del Plan de Manejo conjunto y la inclusión del sector pesquero
industrial. Este último, es el desafío más grande, cuando esta zona ha sido
utilizada durante muchos años como un caladero para pesca industrial de
camarón. “La pesca que se realiza en Nuquí, representa el 80 por ciento del
camarón que se captura en todo el Pacífico colombiano y además, de estos
barcos, dependen más o menos 300 pescadores del golfo de Tribugá”, manifestó Díaz.
Para enfrentar este desafío, el del acceso equilibrado de
los recursos, donde los pescadores puedan realizar la pesca artesanal y se siga
capturando el camarón comercialmente, el Plan de Manejo debe tener en cuenta a
este sector industrial, puesto que la iniciativa de creación del DRMI es
netamente comunitaria y defiende la pesca artesanal. Según Díaz, “en este Plan
de Manejo se tendrá que tener una propuesta concertada para que la flota de
barcos camaroneros pueda entrar al DRMI a pescar y poder tener la garantía de
ser controlada o vigilada por las entidades competentes y hacer un monitoreo
constante con Invemar para ver si eso es sostenible.”
A su vez, Luis Perea, desde el GICPA, dice que “en los
planes de manejo que son concertados, también tendremos que sentarnos con el
sector pesquero y con la Armada para pedir mayor eficacia sobre el área
protegida.
Aunque ésta es una gran dificultad que permitirá sentar a
la Autoridad Nacional de Pesca – AUNAP y el sector pesquero con los gestores de
la declaratoria del Distrito, se cuenta con una importante insumo y es que las
comunidades ya están conscientes de la importancia de esta área protegida para
la protección de los recursos hidrobiológicos y pesqueros y eso constituye un
gran avance para lo que se quiere apostar en la construcción del Plan de Manejo.
La historia de la declaratoria del DRMI Golfo de Tribug
á – Cabo Corrientes, así como la de la ZEPA, son ejemplos que
demuestran que la perseverancia y trabajo mancomunado de entidades estatales,
ONG y especialmente organizaciones comunitarias, logran avances firmes en la
construcción de un país, puesto que han sido procesos aceptados por las
comunidades, apoyados por la autoridades y sustentados en información
científica y necesidades sociales.